miércoles, 4 de marzo de 2015

Breves comentarios sobre los libros que leí en Febrero de 2015

Los siguientes comentarios son totalmente personales y para nada profesionales. Además, por su naturaleza, podrían contener spoilers.


El cuento del cortador de bambú traducido por Kayoko Takagi (~900)


En general me encantan los cuentos. Me gusta que se extiendan lo justo y que por lo regular sean emocionantes en su totalidad.

A mis amigos no les parece nada extraño que conserve una fascinación natural a la cultura japonesa. Y eso incluye, por supuesto, los cuentos japoneses.

Taketori Monogatari —como también se le conoce— tiene por particularidad su antigüedad. Tan viejo es que se le considera la primer obra de ficción escrita en japonés. Además, el cuento se desenvuelve en tiempos aún más remotos, lo que hace de este relato de lo más interesante.

Eso sí, precisamente por su antigüedad, viene acompañado de muchísimas notas para poder entender el momento histórico para poder disfrutar mejor la historia.

En resumen, me gustó.


Después del terremoto por Haruki Murakami (2013)

Puede que no sea un libro complejo ni mucho menos extenso, pero sí que es lo suficientemente sustancioso como para interesarse en cada una de las seis historias que componen esta obra. Y es que uno empieza a leerlo pensando encontrarse con historias desgarradoras sobre el terremoto de Kobe. Historias como las que suelen pasar por televisión durante las semanas en que los noticieros le ponen atención a los desastres. Nada más lejano a la realidad.

Las historias, en efecto, incluyen en mayor o menor medida referencias al terremoto, aunque nunca es el punto principal. Esto es lo que hace interesante a este libro. Relatos sobre la vida después del desastre; sobre como los japoneses continuaron sus vidas con sus respectivos terremotos personales.

Creo que no hace falta decir que no son reportajes ni mucho menos historias basadas en la realidad. Todo es ficción. Y por si acaso queda duda, el relato de Rana hace más que evidente este hecho, que por cierto, Rana salva a Tokyo fue mi historia favorita.

Pienso que muchos comprenderán de inmediato el capítulo Un ovni aterriza en Kushiro. Estoy convencido que todos hemos visto un ovni... y de pronto todo cambió.

Por último, —y no porque los otros relatos no hayan sido buenos— me gustaría hacer mención a lo ocurrido a la Doctora Satsuki puesto que siento que es un pequeño guiño a lo que sucede a diario en naciones de primer mundo, pero que por ser sociedades libres y civilizadas, queda oculto a la vista del mundo:

Meses atrás, alguien había hecho añicos los cristales de las ventanillas y los faros del Honda Accord de Satsuki, estacionado en el aparcamiento del hospital, y había escrito en el capó con pintura blanca: COCHE JAPONÉS. Ella había llamado a la policía. Tras rellenar la denuncia, el corpulento policía negro encargado del caso le había dicho: —Doctora, esto es Detroit. La próxima ve cómprese un Ford Taurus.


Cometas en el cielo por Khaled Hosseini (2003)

Este libro es muy, muy, muy, muy emotivo. Y no, no exagero. Se experimenta de todo en esta historia; alegría, coraje, tristeza, frustración y más. Deja ver a Afganistán y a sus habitantes  de una forma en la que muchos no hemos tenido la fortuna de ver. Ya que aunque no es un libro histórico, lo que se cuenta de ese lugar, sus costumbres y tradiciones, resultan ser de lo más alejado al estereotipo que nos hemos creado todos los que no conocemos la verdad. Porque bien sabemos que ninguna nación es buena ni mala, así como que ni todos sus habitantes son bondadosos ni mucho menos todos son malvados. La única verdad es que hay unos con más problemas que otros.

No quisiera extenderme contando cada parte que me gustó o impresionó. La única forma de juzgar justamente qué tan bueno es, es precisamente leyéndolo.

Para finalizar y como ya se habrá notado, Cometas en el cielo fue mi libro favorito de febrero.

Adjunto algunas frases que me gustaron. Son pocas, aunque fácil se pudieron multiplicar por 10:

Las historias tristes producen buenos libros.
¡Despreocupado estaba el amor y entonces llegaron los problemas!
En eso, creo, consiste la auténtica redención, Amir jan: en el sentimiento de culpa que desemboca en la bondad.
La perspectiva es un lujo que sólo pueden permitirse las mentes que no están atormentadas por un enjambre de demonios.

Por ti lo haría mil veces más.